Campos de actuación de la Pastoral de la Salud



  1. Diócesis:
  2. Se podría definir como la "Comunidad de comunidades sanas y sanadora:
    • Defender la vida y la dignidad de la persona.
    • Luchar contra la enfermedad, sus causas y sus consecuencias.
    • Promoción de la solidaridad en el campo de la salud.
    • Colaboración con las estructuras e instituciones sanitarias para que puedan ofrecer un mejor y más cualificado servicio al enfermo.
    • Denuncias de las injusticias y abusos en el mundo sanitario, en defensa de los derechos y dignidad del enfermo.
    • Llevar consuelo cristiano a los enfermos terminales y colaborar con los equipos de cuidados paliativos.
        La diócesis entera debe comprometerse en todo aquello que ayude al hombre a vivir de forma digna y sana eliminando de su seno toda forma enfermiza o sea fuente de negatividad y enfermedad (falta religiosidad, moral insana, culto vacío, relaciones insanas…).     Los agentes de pastoral de la salud deben ser testigos de vida sanitaria, personas que vivan de forma responsable la salud física y su equilibrio afectivo y psíquico, verdaderos evangelizadores y sembradores de la salud.
  3. Parroquia:
  4.     Por ser comunidad de amor, en ella deben encontrar los enfermos la misma preferencia, cercanía y el mismo trato sanador de Jesús, es decir, vivir su presencia samaritana junto a los enfermos.     Tener una gran capacidad de acogida, que la lleve a educar para vivir la enfermedad y el morir: conocerles, acercarse a ellos, acompañarles.     Buscar, cuidar y formar agentes capaces de actuar en equipo coordinadamente y organizativamente, pues no basta buena voluntad ni la acción individual.
    1. Conocer a los enfermos
    2.     Conocer la realidad Conocer los enfermos que hay dentro de la demarcación parroquial. Luego veremos si hemos de hacer algo o no.     Conocer aquellos enfermos que están en sus lugares de manera permanente: enfermos crónicos, minusválidos físicos, sensoriales, psíquicos; disminuidos por accidente, paralíticos cerebrales, etc. Y también ese sector cada vez mayor de ancianos enfermos, deteriorados, disminuidos que viven encerrados en sus casas.     Conocer los enfermos aquejados por una enfermedad transitoria y que son trasladados a un centro sanitario.     Conocer el Centro en el que están internados o su domicilio cuando están convalecientes.     Conocer enfermos que están internados de manera permanente (psiquiátrico, residencia de ancianos, etc.).     Conocer sólo a todos los que sufren enfermedad o desvalimiento, sean creyentes o no creyentes.     Conocer las necesidades o los problemas más urgentes de estos enfermos. Con frecuencia, a la enfermedad se unen otros problemas de carácter económico, familiar o personal.     Conocer bien, sobre todo, a los enfermos más olvidados, más necesitados, más abandonados o marginados, los que están más solos, los que no tienen prácticamente a nadie.     Es también conveniente conocer de cerca las residencias de ancianos, clínicas, dispensarios, etc., que puede haber dentro de la demarcación parroquial.     Así pues, la primera condición para actuar es conocer bien la realidad de los enfermos en la parroquia.     Un equipo de pastoral de la salud bien informado y buen conocedor de la realidad es un equipo que puede luego dar pasos importantes.
      • Ir creando dentro de la parroquia una red de colaboradores.
      • Elaborar un sencillo fichero con los enfermos crónicos de la parroquia.
      • Cuidar la relación con los centros sanitarios para conocer la situación de los internados.
    3. Acercarse a los enfermos:
    4.     Acercarse a estos enfermos y, de manera particular, a los más olvidados y necesitados.     Los agentes de pastoral de la salud son los que aseguran esta cercanía al enfermo. Se trata de acercar la comunidad parroquial al enfermo y acercar el enfermo creyente a la comunidad parroquial.     Esta cercanía ha de ser una presencia amistosa, discreta, respetuosa.     Que el enfermo sepa que no está olvidado.     A veces puede suceder que lo más conveniente sea, no que los agentes de pastoral de la salud le visiten directamente, sino que se preocupen de que las personas más cercanas o amigas lo visiten y no lo abandonen.     Acercarse a los enfermos significa visitarlos cuando están internados en un Centro, cuando están convalecientes en su casa; o cuando viven permanentemente en su domicilio su enfermedad crónica.     Llamar por teléfono, enviando alguna carta. No olvidarlos, sobre todo, a los que sabemos que están solos, desmoralizados, deprimidos, etc.     Por otra parte, hay que acercar a la comunidad parroquial hacia el enfermo creyente, recordarlos en la eucaristía de la comunidad, llevarles la comunión los domingos (puede ser una tarea de los visitadores de enfermos), ayudarles a estar presentes en la parroquia en días señalados (Pascua, Pentecostés, Día del Enfermo). No hemos de olvidar la posibilidad de celebrar periódicamente la Unción de los enfermos.
    5. Servir a los enfermos:
    6.     Aquí no hay reglas. La pastoral de la salud ha de estar muy atenta a cualquier necesidad de los enfermos sean crónicos, sean temporales, estén en un centro sanitario o residan en su casa. A veces, junto a los problemas que trae consigo la enfermedad, se añaden otros problemas:
      • Necesidades materiales y económicas.
      • Orientación y asesoramiento médico.
      • Ayuda para sus desplazamientos o compañía para acudir a las consultas.
      • Defender sus derechos y será necesario ponerles en comunicación con la asistente social de Caritas, etc.
      • Problemas morales: estados depresivos; desaliento y desmoralización; abandono por parte de la familia; soledad (no tener a nadie que pueda pasar la noche con ellos); no tener a nadie para conversar o salir a pasear, etc.
      • Necesidad espiritual: la presencia de un sacerdote o de alguien que le ayude a afrontar su enfermedad, el diagnóstico pesimista o la proximidad de la muerte.
          El equipo de pastoral de la salud parroquial debe estar atento, ser sensible a toda esta problemática, reunirse para ver qué se puede hacer, sobre todo, ante los enfermos más desvalidos y necesitados. Aprender, poco a poco, con la experiencia a estar cerca de estos enfermos en una actitud de servicio totalmente desinteresado.
    7. Ayudar a las familias:
    8.     A veces es la familia del enfermo la que necesita una presencia y una ayuda, más que el enfermo mismo. Pensemos en esas familias agobiadas y agotadas por la tensión y el dolor al ver que se prolonga la enfermedad de alguno de sus seres queridos, sabiendo que no tiene remedio. Pensemos en esas familias con enfermos crónicos, con hijos minusválidos, con padres que se llevan años en cama.     Muchas veces el acercamiento de los visitadores de enfermos ha de ser a la familia. Ofrecer discretamente ayuda. Si hay necesidades económicas, relacionarse con Caritas. Ofrecer ayuda para que puedan descansar también ellos, para que se puedan desahogar.     Muchas veces, lo más indicado no es que nos acerquemos nosotros directamente a esa familia que, tal vez, ni nos conoce. Lo importante será que nosotros hagamos que otras personas más cercanas y allegadas (vecinos, conocidos, compañeros, amigos) se acerquen y puedan ayudarles.
    9. Sensibilizar a la comunidad parroquial:
    10.     Una de las tareas importantes de lo pastoral de la salud es sensibilizar a la comunidad parroquial de cara a los enfermos. Preocuparse de que la parroquia no olvide a estos hombres y mujeres que sufren la enfermedad.     El equipo de pastoral de la salud ha de preocuparse de llevar esta sensibilidad a la liturgia parroquial (que se ore por los enfermos, que se les lleve la Eucaristía, que se les recuerde en la predicación, que se celebre la Unción de Enfermos, etc.).     Ha de llevar también esta sensibilidad al campo de la catequesis y educación de la fe (que los niños oigan hablar de los enfermos, que los jóvenes de confirmación se sensibilicen ante estos problemas, que visiten alguna residencia).     El equipo de pastoral de la salud ha de cuidar de manera especial la celebración del Día del Enfermo, la celebración de la Unción, el Día de la Parroquia, etc. Pueden ser fechas importantes para sensibilizar a toda la parroquia.     Naturalmente todo esto requiere que el equipo de pastoral de la salud parroquial tome parte en la Junta o Consejo Pastoral parroquial para recordar el tema de los enfermos, y que estén en contacto con los sacerdotes, la comisión de liturgia, la de catequesis, la de juventud, etc.     Esta tarea de sensibilización no ha de reducirse al interior de la comunidad parroquial. La pastoral de la salud ha de colaborar también en sensibilizar a la sociedad (defensa de los derechos de los enfermos, campañas de promoción de donantes de sangre y donantes de órganos, campañas por mejorar los servicios y la estructura de la vida social a las condiciones de los minusválidos, etc.). Son muchos las iniciativas posibles (mesas redondas, gestiones ante el ayuntamiento, etc.).
    11. Coordinar la Pastoral de Salud:
    12.     La Pastoral de la salud parroquial ha de servir de encuentro, comunicación y coordinación de las personas y grupos cristianos que, dentro del ámbito de la parroquia, se interesan por promover acciones de servicio y asistencia al enfermo.     A veces, dentro de la parroquia, solamente existe el grupo de Pastoral de la Salud. Pero, otras veces, puede haber otras realidades: alguna residencia o centro sanitario donde hay una comunidad religiosa sanitaria, la Hospitalidad de Lourdes, miembros de la Fraternidad Cristiana de enfermos...     La Pastoral de la salud debe ayudar a aunar fuerzas, sin trabajar de manera dispersa y aislada, cada uno por su cuenta y sin relacionarse con los demás. No se trata de ahogar actividades de otros o monopolizar la atención a los enfermos. Hay que respetar la autonomía y peculiaridad de cada servicio o institución. Lo importante es mantener buena relación y colaborar juntos para responder mejor a las necesidades de los enfermos.     Presentamos un amplio elenco de tareas. No quiere decir que haya que hacerlo todo y desde ahora. Conviene, sin embargo, ver con amplitud nuestro quehacer, no para desanimarnmos, sino para estimularnos.     Como Delegado de Pastoral de salud nombrado por D. Francisco Cerro Chaves, Obispo de Coria-Cáceres y siguiendo sus indicaciones se pretende seguir con la labor emprendida por mi antecesor D. Carlos Simón para seguir trabajando por la pastoral de salud teniendo como objetivo iluminar desde la fe el misterio de la enfermedad y el sufrimiento; evangelizar el mundo de la cultura de la salud y acompañar a los enfermos y celebrar si es posible los sacramentos de la enfermedad: Reconciliación, eucaristía y comunión, unción de enfermos y viático.     Es importante la Escucha activa al paciente y sus familiares, de ahí que se haya creado un grupo de “Escucha” por iniciativa del Sr. Obispo con la finalidad de formarse para empezar a atender de forma física en la casa de la Iglesia a todas aquellas personas que sufren moralmente o tienen necesidad de ser escuchadas por la Iglesia.